jueves, 8 de abril de 2021

Peligrosa Contradicción de Mauricio Macri


En este acercamiento al libro del ex presidente Mauricio Macri me he permitido analizar algunos de los párrafos dentro de los primeros cuatro capítulos del mismo.  Los he transcrito más abajo, para apoyar los fundamentos a mi crítica. La cual procura ser objetiva y liberada de cualquier connotación política partidaria.

Puedo inferir que seguimos frente a un dirigente político con muchas condiciones, voluntarioso, pero incompleto, y en esta instancia, mucho más compleja que en 2015, lejos de generar una esperanza, se configura como un perdedor en potencia y en un verdadero problema. 

Argentina necesita encontrar un líder que limite el poder de las corporaciones, para sentar los basamentos de una nueva República Argentina, y por lo que expresa Macri en estos capítulos de su libro, él no califica para tal fin.


Se necesita poder real para que el “Bien Común”, abrazado a la igualdad social y a la libertad en toda su extensión, sean la prioridad número uno en nuestro país; y Macri sigue hablando como un buen tipo, pero como un potencial perdedor frente a los “demonios” de la política argentina. 

Identifico una contradicción entre el personaje “presidente conciliador y moderado” que el ex presidente elije seguir representando y las necesidades urgentes que tiene un jefe de Estado que debe enfrentar  a las corporaciones que se apropiaron de la gobernabilidad del país y del destino de nuestras vidas. 

Por un lado, Macri expresa que volvería intentar “convencer” a los sectores de poder que no le son afines de construir un país grande, etc…  Pero, inmediatamente, él mismo reflexiona y  pregunta ¿Por qué alguien que obtiene tantos beneficios de tener la máquina de hacer chorizos te la va a devolver voluntariamente?  !Qué tremenda contradicción del ex presidente!

En la argentina del siglo XXI, Invertir energía (limitada) y tiempo (escaso) en tratar de convencer a las corporaciones de que pierdan privilegios por el bien común, sólo lo haría un gobierno débil. Varias veces ha sido demostrado que los argentinos no soportan a los gobiernos débiles. En Argentina abundan los votantes miedosos, pobres sin capacidad de discernimiento y los aprovechadores, que todos juntos, en manada, “comen” de la mano de los Estados Nacional, Provinciales y Municipales.

“Para débiles y dependientes ya están ellos, no, el gobierno que tiene que mantenerlos”, entiendo que esta conclusión mía no requiere mayor explicación por su lógica.

El propio Macri advirtió que hay que enfrentar a una máquina de poder que trabaja para sus privilegios, “fabricantes de sus propios chorizos”, y que sin mayoría en el Congreso es imposible forzar a una negociación con esos sectores donde el bien común sea el objetivo esencial de la misma.

Por lo tanto, ¿a dónde apunta la prédica del diálogo y la moderación del libro de Macri? Si el ex presidente mismo está diciendo que se necesita “el poder con mayoría” para tener una oportunidad de alcanzar los objetivos de cambio que propone.

¿Por qué seguir ocupándonos de los dichos de un ex presidente que fracasó  (o lo hicieron fracasar) y que sigue apostando a la misma fórmula perdedora  para funcionar en el poder? Suena como absurdo.

¿Por qué no define con total claridad que Argentina, para mejorar, necesita un gobierno con poder real, una escribanía en el Congreso Nacional que apoye el 100% todas las políticas públicas diseñadas por el PEN, y que él quiere ser nuevamente presidente para ejercer ese rol, con la suma del poder real, con autoridad y no con autoritarismo?

Creo que eso sería mucho más honesto y estaría en línea con la transparencia que Mauricio Macri dice identificarse. Creo que, lamentablemente, este buen hombre, nos puede hacer mucho más daño que beneficiarnos si, en primer término, no experimenta el cambio él mismo y cambia su manera de entender el poder en nuestra “golpeada” Argentina...

 

“La Argentina que no quiere cambiar”

“Tenía minoría parlamentaria –fui el primer presidente en 100 años que pasó su mandato completo con minorías en ambas cámaras- sólo 5 de los 24 gobernadores eran de mi partido (…) Esa situación limitó desde el principio mi capacidad para negociar con los gobernadores, los sindicatos, los empresarios, las organizaciones sociales y todas aquellas corporaciones con poder permanente que debían ceder parte de sus privilegios para sacar el país adelante”.(Página 74).

“Cambio contra gobernabilidad”

“ El peronismo, con excepción de su etapa en los 90, lo tiene claro: su perilla está en cambio cero y gobernabilidad cien. Rara vez ponen en riesgo los privilegios de los propios o de los que tienen alrededor o de quienes los apoyan. Así construyen poder, pero reforman poco o nada…” (Pág. 80).

“Si uno gira la perilla toda para el lado de la gobernabilidad y deja el cambio en cero, entonces no va a tener problemas para ser apoyado por las corporaciones. Si yo no les hubiera pedido ningún cambio a los gremialistas o a los gobernadores o a los demás grupos de poder, no habría tenido ningún problema con ellos.”(Pág.80).

“¿Cómo debe plantearse un presidente su ambición reformadora? ¿Debe gobernar  en base al acuerdo político del que dispone? ¿O debe ofrecer una visión de país y buscar los apoyos para alcanzarla? La primera opción fortalece el poder al costo de hacer menos transformaciones. La segunda es más ambiciosa, pero se puede quedar en nada, y arriesgarse a una crisis, si no se consiguen esos apoyos.” (Pág. 84)

“Tuvimos ofertas de acuerdos de gobernabilidad, pero nunca tuvimos ofertas de acuerdos que incluyeran las reformas esenciales que necesitaba el país. (…) Los acuerdos tienen sentido sólo si hay una base mínima de compromisos que garanticen los cambios necesarios para el desarrollo económico. La Argentina necesita moneda, crédito y terminar con la inflación. Para eso se necesita un presupuesto equilibrado. Y agregaría un marco laboral moderno que favorezca la creación de trabajo formal. Ningún acuerdo tiene sentido si no es para reducir la pobreza y promover el desarrollo y el empleo: un acuerdo de este tipo nunca estuvo disponible,” (Pág. 85)

“Por qué alguien que está cómodo en su forma de manejarse va a cambiar sus hábitos ante el pedido de un presidente que no es de su partido y, encima, se encuentra en minoría? (Pág, 87)

“Aún así, si pudiera volver a tras (…) Asignaría más tiempo a tratar de construir un camino para convencerlos de que valía la pena perder algunos de sus privilegios y beneficios a cambio de generar un país más grande. Difícilmente me hubiera ido mejor que a los que puse en esa función. ¿Por qué alguien que obtiene tantos beneficios de tener la máquina de hacer chorizos te la va a devolver voluntariamente? No es fácil.  Eso sólo se va a lograr en un contexto en el que haya una mayoría clara que quiera una Argentina transparente, competitiva y sin privilegios mafiosos,” (Pág. 88)

 

 

 


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